¿POR QUÉ EUROPA CONQUISTO EL MUNDO?
Con el dominio de la tecnología de la pólvora, los europeos
hicieron que el imperio otomano perdiese la categoría de gran potencia y
asimismo iniciaron la conquista de la India, todo ello en el siglo XVIII. A
finales del siglo XVII, si no antes, la tecnología y la táctica de chinos,
japoneses y otomanos habían quedado muy por detrás de las que se empleaban en
Europa occidental. También pudieron adoptar las últimas innovaciones militares
y a veces mejorar la tecnología de la pólvora por sí mismos, pero no pudieron
mantener el ritmo implacable de la innovación militar marcado por los europeos.
¿Por qué estos otros poderosos estados quedaron rezagados, antes incluso de que
empezase la revolución industrial?
Los incentivos de los príncipes europeos y la indivisibilidad
de los botines en sus guerras explican al menos por qué la temprana Europa
moderna se veía asediada por constantes conflictos bélicos.
En Europa, la situación política permitió movilizar enormes sumas de dinero
para ejércitos y barcos, y la situación militar favoreció la tecnología de la
pólvora, la cual, por ser una novedad, tenía un gran potencial de mejora
mediante el aprendizaje por la práctica que se produjo en Europa antes de 1800.
En otros lugares, y pese a que las guerras eran frecuentes, los incentivos
políticos y militares no favorecían este resultado, y esta es la razón por la
cual los europeos fueron quienes más hicieron avanzar la tecnología de la
pólvora. Pese a las ventas de armas y de servicios militares, el resto del
mundo siguió rezagándose. Demasiados obstáculos políticos y militares
bloquearon la transferencia al por mayor de la tecnología de la pólvora y la
movilización de recursos a la misma escala que en Europa.
La historia política comprende desde la temprana formación de
un imperio chino en Asia oriental hasta los siglos que siguieron a la caída del
imperio romano cuando Europa no tenía estados altamente desarrollados. La
historia política desencadenó y mantuvo la competición, y actuó en contra de un
resultado similar en cualquier otra parte de Eurasia. La historia política es
la causa principal, pero esto no significa que el resultado estuviera
predeterminado en modo alguno. Un curso diferente de los acontecimientos, en
algunos momentos cruciales, fácilmente hubiera podido hacer que otra potencia
llegase a ser el amo del mundo. Si los descendientes de Carlomagno no hubieran
empezado a luchar unos contra otros y los mongoles no hubieran sometido al
imperio chino, entonces nos preguntaríamos por qué China conquistó el globo.
A resultas de la fragmentación política, Europa habría
desarrollado una cultura guerrera, de reyes pendencieros constantemente
enfrentados con sus vecinos, mientras que China desarrollaría un imperio unido,
burocrático, donde el servicio público en el funcionariado por parte de la
clase alta habría reemplazado el afán de gloria militar de los caballeros.
Y es de este constante enfrentamiento entre monarcas europeos
que surgiría el perfeccionamiento del armamento y las tácticas guerreras.
El modelo
de la competición puede decirnos por qué Europa se convirtió en la gran fuerza
militar del mundo y también puede proporcionarnos más información. Puede
explicar no sólo por qué los chinos, japoneses, indios, rusos y otomanos
quedaron rezagados, sino por qué innovaron cuando lo hicieron. El modelo de la
competición impone cuatro condiciones para impulsar la tecnología de la
pólvora: las guerras frecuentes, un gasto militar masivo, el uso preferente de
la tecnología de la pólvora en vez de otras tecnologías más antiguas y pocos
obstáculos a la hora de adoptar innovaciones militares, incluidas las de los
oponentes.
Pero esta teoría presenta algunos problemas… No resulta
muy convincente lo de la “guerra contra los nómadas” que es mencionado con
bastante frecuencia, relacionado con el uso de un armamento más primitivo:
Hasta mediados del siglo XVII, los principales enemigos por
tierra de los rusos eran los nómadas tártaros. Las armas de fuego les ayudaron
a luchar contra ellos, especialmente si las desplegaban tras las líneas
fortificadas, pero la caballería armada con arcos y sables eran armas más
efectivas, como en China. Los otomanos también confiaban en la caballería,
porque gran parte de sus conflictos (contra los tártaros o contra los persas)
conllevaban escaramuzas e incursiones fronterizas.
La innovación militar (al menos la que se produce con el
aprendizaje por la práctica), requiere que haya guerra, pero la guerra sola no
basta. También tiene que haber unas grandes inversiones para librarla, lo que
exige un premio valioso y un bajo coste total de la movilización de recursos.
Los monarcas de Europa occidental que consiguieron reunir recursos a un coste
político bajo lo hicieron al final de la Edad Media o en los inicios de la
propia época moderna, cuando se ganaron el derecho de recaudar sumas
considerables de impuestos permanentes.
La cristiandad posiblemente facilitó el comercio,
proporcionando una base común para la moralidad y el derecho.
Además, los índices de muerte violentas de los reyes europeos
descendieron drásticamente , esta
tendencia a una menor violencia política es contraria a lo que paso en India o
el Imperio Otomano. Los conflictos por el trono se habían convertido en algo
raro en Europa. Sin embargo, seguía siendo normal en la India, por ejemplo.
También, la cultura explica gran parte de la diversidad entre
las sociedades humanas, y sobre todo las diferencias en las normas de conducta
en los experimentos relacionados con el bien público. Los menores costes políticos
permiten a las grandes potencias recaudar impuestos, estas pueden emplear los
ingresos para aumentar su burocracia fiscal o para construir un ejército o una
flota naval mayor.
Los impuestos en Europa occidental eran realmente abrumadores
para los estándares euroasiáticos. La prueba más evidente de ello procede de la
comparación de los ingresos fiscales entre los países de Europa occidental y
los del imperio otomano.
Con bajos impuestos per cápita, a largo plazo no fue
suficiente para que los emperadores chinos igualasen las enormes sumas de
ingresos fiscales amasadas y después pródigamente empleadas en la guerra por
los gobernantes de Europa occidental. Ello no significa que fuesen más pobres,
puesto que probablemente sus poblaciones estaban mejor. En gran parte de Europa
occidental, incluso en 1800, los salarios no eran superiores a los de las zonas
más ricas de Asia.
En definitiva, las causas que el autor describe en el libro
son la fragmentación de los países, la tecnología de la pólvora y el modelo de
competencia.
Comentarios
Publicar un comentario